Ah! bueños tiempos que no vuelven más!!
Yo vivía e Rubim, un pueblo muy pequeño y pobre en el vale del Jequitinhonha, interior de Minas Gerais, pero lleno de alma.
En ese tiempo, se podía hablar en amistades verdaderas. Havía solidaridad.Todo era muy natural.
Tuve dos grandes amigas. Hoy no tengo ninguna. Jugábamos. No me gustában las muñecas...
Trepaba árboles, principalmente, en los patios de nuestros vecinos para robar mangos y muchas otras frutas. No porque éramos pobres...no. Mas sí porque las frutas de las casa vecinas eran siempre mejores, mas sabrosas que las nuestras. Éramos felices...
En medio de las callejuelas se jugaba a las canicas, encantados, se volaba cometas, se montaba en bici, fútbol vecino al río...sin violencia, sin miedo.
En la fiesta de San Juan, saltábamos hoguera y soltábamos fuegos de artifício.
Se tenía una vida más saludable, más feliz, más simple... para qué tanto si no se tiene libertad ni paz?
Pero el pasado es pasado...es una mancha en el tiempo... un vacío que no se puede llenar.